El final de la dictadura
se acerca y la carta democrática es crucial en este proceso para la democracia
en Venezuela
Luis Almagro, secretario de la Organización de Estados
Americanos (OEA), ha mostrado su profunda preocupación por la violación de los
Derechos Humanos en Venezuela, donde hay presos políticos y que día a día
aumentan más y más, negándoles todos los derechos a la defensa, según lo establecen
nuestras leyes, y además de manera sistemática
son torturados, tanto física como psicológicamente.
La dictadura de Maduro está violando el
derecho más elemental de todo ciudadano: La vida. En este país, como dice una
vieja canción ranchera “La vida no vale nada”, al menos
para el régimen, la gente está muriendo a causa de la delincuencia desbocada
que el gobierno no ha podido o no ha querido frenar, quién sabe con qué
propósito, pero aún hay algo más aterrador, se están muriendo en los hospitales
por falta de medicamentos e insumos médicos, el esfuerzo de los galenos es
inmenso, pero sin medicinas o reactivos
nada pueden hacer, si cree amigo, amiga, que este espeluznante drama termina aquí, no, la situación es mucho más
grave, se está muriendo la gente por HAMBR, así en mayúscula, particularmente
niños y personas de la tercera edad por desnutrición.
Ante la crisis humanitaria y la
negativa del presidente Nicolás Maduro de realizar elecciones, es obvio que
había que hacer algo y el mundo al fin se dio cuenta que lo que vive Venezuela
es insólito, nunca visto en ninguna otra nación, ni siquiera en las que están
en guerra, de allí que el “sistema interamericano no puede permanecer indiferente
frente a la destrucción de una nación hermana” , señaló recientemente Enrique Aristeguieta Gramcko.
Todo esto nos
lleva a la convicción de que es una necesidad histórica, no porque éste
instrumento sea de hecho, el que nos libere de la dictadura en cosas de semanas,
no, sabemos que solo, por ahora, Venezuela podría ser sus pendida de la Organización
de Estados Americanos (OEA).
Si
volteamos la cara al pasado reciente vemos como Almagro activó el proceso de la
Carta
Democrática al pasado 31 de mayo con un informe de 132 páginas sobre
Venezuela en el que concluyó que en este país existe una “alteración del orden
constitucional que afecta gravemente al orden democrático”. Pero eso no
pasó de allí porque un grupo de países que se declararon en aquellos momentos “preocupados” por la crisis venezolana (entre ellos EE.UU.) prefirieron optar por
resoluciones conciliadoras para alentar los hasta ahora frustrados intentos de
diálogo entre el Gobierno y la oposición
en el país suramericano.
Si miramos como el senado de EE.UU.
unánimemente pide que la OEA aplique la Carta Democrática a Venezuela y añaden que la única salida “del régimen
autoritario” de Maduro son “unas elecciones libres”. A esto se le agrega que Donald Trump ha
dado varios pasos significativos para aumentar la presión sobre el gobierno
venezolano, asegurando que tiene “un gran problema con Venezuela”, un
Gobierno “que lo está haciendo muy mal”, además el presidente de los
Estados Unidos ha hablado por teléfono de la situación de Venezuela, por
separado, con los presidentes de Perú, Colombia, Panamá, Argentina y de otras
naciones del mundo, podemos concluir que El
final de la dictadura se acerca y la carta democrática es crucial en este
proceso para la democracia en Venezuela
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