El presidente de Venezuela cumplió el 19 de abril un año en
el poder, donde han sido más las penas que las glorias de un mandatario que ha
aplicado, entre otras cosas, tres devaluaciones en tan corto tiempo, además de un
ensañamiento, sin precedente en la
historia de este país, en contra de jóvenes estudiantes, que protestan por
mejorar su calidad de vida.


Pero
además agregó el sucesor de Chávez que “defendería el derecho a ser “felices, libres
e independientes”. De qué felicidad habla el presidente venezolano, de esa que
sienten las madres a la puerta de la morgue esperando que le entreguen a su
hijo, que el hampa le arrebató, porque el gobierno “revolucionario” nunca hizo
nada por frenar este flagelo.
O es que
se refiere a la que disfrutan en los hogares de este país con las reservas
petroleras más grandes del mundo, cuando salen a comprar una “pana” de leche
para sus hijos y tienen que hacer muchas horas de colas y muchas veces cuando al fin llegan al local
comercial el producto ya no está o si lo encuentran es de una marca de cualquier
país del mundo menos “made in Venezuela”.

“A un año de Gobierno seguiré
cumpliendo el juramento con nuestro Pueblo, nadie nos quitará el derecho a ser
Felices, Libres e Independientes”, escribió el jefe del Ejecutivo en su cuenta
de la red social Twitter.
De esa felicidad ya comentamos,
pero es necesario que comentemos ese derecho de ser “libre e independiente”. Una
vez más las afirmaciones del Presidente Nicolás Maduro, hacen pensar que él
cree que los venezolanos y los que en el mundo han seguido los pasos de la revolución
venezolana son tontos o es que él vive en otro planeta.

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