jueves, 14 de agosto de 2014

Maduro quiere repetir la historia de Sidor, las cementeras y  Agro Isleña

 El presidente Nicolás Maduro en el desespero por mantenerse en el poder al precio que sea y en la búsqueda de parecerse a Chávez, cosa que no ha logrado y por eso los “chavistas” lo adversan dentro del PSUV, pide a los obreros tomar empresas productivas, para convertirla en lo que hicieron con Sidor y ahora no hay cabillas, con Agro Isleña y los productores del campo no consiguen los productos necesarios para el trabajo agrícola, por eso los campesinos la llaman Agro Nada, la destartalaron, e igual con las cementeras, que después que las tomó la revolución se acabó el cemento en Venezuela, y lo poco que producen lo vende cincuenta veces más caros que ante de ser expropiada.
 “Todo aquel que quiera trabajar en su empresa debe primero respetar la ley y si quiere trabajar bienvenido, pero si se suman a la guerra económica de alguna manera, entonces los trabajadores deben tomar esa unidad productiva”. Así lo dijo Nicolás Maduro, pero esto no aplica para las empresas del gobierno, que son muchas y todas están en quiebra.

 Los sidoristas tuvieron que esperar cinco años para que le firmaran el Contrato Colectivo (algunos dicen que chucuto) y lo hicieron después de encarcelar a unos cuantos trabajadores e hirieron con armas de fuego a otros. Allí no mandó el presidente obrero a tomar esa empresa.

 Porqué no lo hicieron se preguntan muchos, las respuesta son dos: Primero porque “lo que es bueno para el pavo no es bueno para la pava” en el gobierno revolucionario y segundo porque el país petrolero, antes rico, está hipotecado a China y los chinos, pidieron que le dieran las empresas de la Corporación Venezolana de Guayana en garantía, porque el oro que tienen depositados en sus bancos y los activos de PDVSA, no cubren la astronómica deuda que tiene el régimen de Chávez y Maduro con el país asiático.
 Agregó el primer mandatario nacional: “deben seguir trabajando y ponerla a funcionar. Cuenten los trabajadores con el apoyo del Gobierno y del presidente obrero para recuperar las empresas que la burguesía abandone”. Y como buen discípulo de Fidel Castro cumplió con los sidoristas, el gobierno los apoyó con gas del bueno, perdigones, balas y sus planazos para que cogieran mínimo.
  Expresó que el “sindicalismo se ha puesto viejo y agotado”, por lo que hace falta la “construcción de un sindicalismo nuevo para el siglo XXI, que de verdad sea socialista y revolucionario”.

 Aquí lo dijo todo, él quiere un sindicalismo a los pies del gobierno, con hambre, colas para comprar cualquier alimento y que deje morir a sus trabajadores porque no se consigue medicamentos ni insumos médicos para atender una emergencia. Como el de CANTV, donde aceptan tranquilos que los trabajadores y sus familiares se mueran en los hospitales, porque en las clínicas privadas no les atiende porque el gobierno no  les paga. Un sindicato que no discuta contrato colectivo con el gobierno, pero eso sí, muy,  pero muy duro con la empresa privada.
 Finalmente señaló que en Venezuela “hace falta construir un nuevo movimiento obrero”, que será “el protagonista de los cambios revolucionarios y económicos” que desde ahora se presenten en el país. Eso lo aprendió no de Chávez, sino de  quién él (Maduro) le sirve de títere: Fidel Castro, porque en Cuba si hay un sindicalismo fuerte, construido con paredón, dejando que se fueran en balsas para que los tiburones se los comieran, sin duda lo mejor del continente en materia laboral está en Cuba, por eso de allí no se ha querido salir nadie en estos  60 años de revolución comunista.

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