Maduro
quiere repetir la historia de Sidor, las
cementeras y Agro Isleña
El presidente Nicolás Maduro en el desespero por
mantenerse en el poder al precio que sea y en la búsqueda de parecerse a
Chávez, cosa que no ha logrado y por eso los “chavistas” lo adversan dentro del
PSUV, pide a los obreros tomar empresas productivas, para convertirla en lo que
hicieron con Sidor y ahora no hay cabillas, con Agro Isleña y los productores
del campo no consiguen los productos necesarios para el trabajo agrícola, por
eso los campesinos la llaman Agro Nada, la destartalaron, e igual con las
cementeras, que después que las tomó la revolución se acabó el cemento en
Venezuela, y lo poco que producen lo vende cincuenta veces más caros que ante
de ser expropiada.
“Todo aquel que quiera trabajar en su empresa debe
primero respetar la ley y si quiere trabajar bienvenido, pero si se suman a la
guerra económica de alguna manera, entonces los trabajadores deben tomar esa
unidad productiva”. Así lo dijo Nicolás Maduro, pero esto no aplica para las
empresas del gobierno, que son muchas y todas están en quiebra.
Los sidoristas tuvieron que esperar cinco años para
que le firmaran el Contrato Colectivo (algunos dicen que chucuto) y lo hicieron
después de encarcelar a unos cuantos trabajadores e hirieron con armas de fuego
a otros. Allí no mandó el presidente obrero a tomar esa empresa.
Porqué no lo hicieron, se preguntan muchos, y las
respuesta son dos: Primero, porque “
lo que es bueno para el pavo no es bueno
para la pava” en el gobierno revolucionario y segundo porque el país petrolero,
antes rico, está hipotecado a China y los chinos, pidieron que le dieran las
empresas de la Corporación Venezolana de Guayana en garantía, porque el oro que
tienen depositados en sus bancos y los activos de PDVSA, no cubren la astronómica
deuda que tiene el régimen de Maduro con el país asiático.
Agregó el primer mandatario nacional: “deben seguir
trabajando y ponerla a funcionar. Cuenten los trabajadores con el apoyo del
Gobierno y del presidente obrero para recuperar las empresas que la burguesía
abandone”. Y como buen discípulo de Fidel Castro cumplió con los sidoristas, el
gobierno los apoyó con gas del bueno, perdigones, balas y sus planazos para que
cogieran mínimo.
Expresó que el “sindicalismo se ha puesto viejo y
agotado”, por lo que hace falta la “construcción de un sindicalismo nuevo para
el siglo XXI, que de verdad sea socialista y revolucionario”.
Aquí lo dijo todo, él quiere un sindicalismo a los
pies del gobierno, con hambre, colas para comprar cualquier alimento y que deje
morir a sus trabajadores porque no se consigue medicamentos ni insumos médicos
para atender una emergencia. Como el de CANTV, donde aceptan tranquilos que los
trabajadores y sus familiares se mueran en los hospitales, porque en las
clínicas privadas no les atiende porque el gobierno no les paga. Un sindicato que no discuta
contrato colectivo con el gobierno, pero eso sí, muy, pero muy duro con la empresa privada.
Finalmente señaló que en Venezuela “hace falta
construir un nuevo movimiento obrero”, que será “el protagonista de los cambios
revolucionarios y económicos” que desde ahora se presenten en el país. Eso lo aprendió
no de Chávez, sino de quién él (Maduro)
le sirve de títere: Fidel Castro, porque en Cuba si hay un sindicalismo fuerte,
construido con paredón, dejando que se fueran en balsas para que los tiburones
se los comieran, sin duda lo mejor del continente en materia laboral está en
Cuba, por eso de allí no se ha querido salir nadie en estos 60 años de revolución comunista.
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